¿Estamos haciendo la adecuada prevención de los problemas relacionados con el alcohol?

No alcohol
Introducción

España es uno de los países con mayor consumo de alcohol per cápita. A lo largo de los últimos diez años, las encuestas realizadas por el Plan Nacional sobre Drogas indican que el 60% de la población adulta refiere consumir alcohol en los últimos 30 días y que el 10% lo hace a diario. Aunque de estas encuestas no se derivan datos sobre patologías, se estima que alrededor del 4-5% de la población adulta española tiene problemas con el alcohol (abuso o dependencia). Las consecuencias de dichos hábitos de consumo son especialmente serias, ya que entre el 12-25% de las consultas de los médicos de atención primaria (AP) están relacionadas con el alcoholismo, así como el 30% de los pacientes ingresados en los servicios de medicina interna de los hospitales generales. Por lo que respecta a la asociación de alcohol con la siniestralidad, se sabe que el alcohol está presente en el 30% de los accidentes de trabajo y en el 50% de los accidentes de tráfico mortales. Se asume que el 3,5% del total de muertes anuales se deben a los hábitos de consumo alcohólico de nuestra población.

De otro lado, los hábitos de consumo han cambiado en la última mitad del siglo pasado, pasando de un patrón mediterráneo, caracterizado por el consumo de vino asociado a los hábitos de alimentación, a un patrón de tipo anglosajón en el que la cerveza y los destilados son utilizados como instrumentos ligados al ocio durante los fines de semana.

En este panorama, los médicos de AP desempeñan un papel fundamental en la prevención primaria y secundaria de los problemas relacionados con el alcohol (PRA). Una de sus principales actividades preventivas consiste en detectar a los “consumidores de riesgo” y poner en marcha una serie de técnicas terapéuticas conocidas como intervenciones breves (IB), que tienen como finalidad disminuir dicho consumo. Ahora bien, el acúmulo de nuevos datos sobre el impacto del alcohol en diferentes patologías médicas y psiquiátricas y los avances en el desarrollo de técnicas basadas en las intervenciones breves, han provocado que muchos expertos empiecen a revisar el concepto de consumo de riesgo y que se disponga de un mayor número de técnicas terapéuticas para que los equipos de atención primaria puedan utilizarlas en sus respectivos centros. En los apartados que vienen

El problema del consumo de riesgo: ¿existe un consumo de alcohol “saludable”?

La aparición del concepto de consumo de riesgo en el ámbito de la alcohología es reciente. El consenso en los límites para acotar dicho rango ha dependido de los investigadores y de las hipótesis a probar. En la mayor parte de publicaciones sobre este tema la expresión de gramos de alcohol/día ha dejado paso a la de unidad de bebida estándar (UBE). Medir el consumo en unidades (drinks o standard drinks en la publicaciones en inglés) es forma práctica y rápida de recoger los gramos de alcohol consumidos y precisa únicamente una tabla de equivalencias con la cantidad y tipo de bebida alcohólica (tabla 1). En España y Estados Unidos una unidad de bebida es igual a 10 y 12 g de alcohol puro, respectivamente, y en Gran Bretaña es de 8 g.
Tipos de bebidas y su equivalente en unidades de medida estándar (UBE)
El término consumo de riesgo procede del ámbito de la epidemiología y no hay consenso internacional al respecto. En Europa se tiende a considerar el límite en 40 g/día para el hombre y en 24 g/día para la mujer. En Estados Unidos los límites son de 60 g/día (420 g/semana) para hombres y 40 g/día (280 g/ semana) para mujeres (tabla 2). A pesar de esta discordancia, la mayor parte de autores se ha mostrado partidaria de la opción más conservadora, ya que se sabía que a partir de esa cantidad de alcohol los riesgos de presentar distintas patologías médicas se verían aumentados. Ahora bien, los datos disponibles en la actualidad conllevan la revisión de los límites de dicho concepto e incluso podrían llegar a desaparecer, puesto que aplicar unos límites a partir de los cuales intervenir desde atención primaria lleva implícita la idea de que por debajo de esos límites podría ser “beneficioso” para la salud, hecho que no está demostrado en la actualidad.
Límites y criterios de bebedor moderado, consumo riesgo y consumo perjudicial.

Prevencion_alcohol_2011

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