Nosotros mismos

Cuando no hay un enemigo interior, los enemigo exteriores no pueden hacerte daño.
Cuando no hay un enemigo interior, los enemigo exteriores no pueden hacerte daño.
Hoy me gustaría hablar de las cosas que ya sabemos, pero que por pereza, ego y mucho miedo no dejamos que sean. Estoy hablando de nosotros mismos.

Ser nosotros mismos no es una opción a primera vista. De hecho, muchos de nosotros preferimos ser otras “personas” y desarrollamos personajes dependiendo de quien tenemos delante, de cada situación, o por distintas formas de pensar en determinadas circunstancias que aparecen en nuestra vida. Pero esto es un error de facto, pues es imponerse a la fuerza algo que no somos, y por ese hecho estamos destinados al desastre espiritual y por ende al terrenal.


Muchos de nosotros vivimos con falsos testimonios y creencias ridículas, como las de “es que hoy día ya no se aguanta nada”, queriendo culpar a alguien de lo que nos sucede a nosotros mismos. Lo que no se aguanta es a uno mismo, pero no podemos verlo. Es más fácil culpar a los demás de lo que nos sucede que hacernos cargo de lo que nos sucede a nosotros mismos. Quien diga que no puede verlo, es que no está mirando. Pues normalmente miramos afuera y no dentro, que es donde hay que mirar. He querido poner el ejemplo de las parejas, pues me parece un modelo bastante común, pero también podríamos hablar del llamado “efecto espejo”, que viene a referirse a que en nuestro alrededor, nos vamos encontrando con personas que nos agradan más y otras menos. Personas con las que nos sentimos más identificadas que con otras. Eso es porque cuando nos acercamos a las personas, vemos reflejadas en ellas algo que ya tenemos nosotros en nuestro interior. Si no puedes verlo, es que no lo conoces, y si lo conoces, es que lo tienes o lo has sentido en algún momento, aunque no seas consciente de ello. Por eso, cuando tenemos pareja, amigos, lo que en realidad lo que estamos haciendo es, acercarnos a aquello que conscientemente o inconscientemente ya hemos sentido en nosotros o al menos, lo tenemos en nosotros mismos. Si estás mal con tu pareja, busca en ti qué es lo que te hace sentirte mal con ella, si estás mal con un amigo o familiar busca en ti qué es lo que no te gusta de esa persona y cámbialo en ti, no intentes que sea la otra persona que lo cambie, pues ese es el error, pensar que es la otra persona la que ha de cambiar. Si cambias tu, todo cambia.

Muchas personas con diversos problemas han tenido que hacer un gran trabajo para poder reconocer situaciones que les conducían a realizar actos conscientes desde la inconsciencia, este es el caso de los drogadictos que han decidido ser libres.

Aquí os dejo un artículo donde explica muy bien el llamado “efecto espejo”:
http://www.centroelim.org/2010/04/27/el-efecto-espejo/

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *