Los efectos del alcohol I:
Hay infinidad de efectos para la infinidad de drogas que se conocen, sin embargo, hay muchos efectos que hoy son bien conocidos y por el contrario, otros que no tanto.
Vamos a intentar instruir de manera coloquial de algunos de los efectos, conocidos y no tanto de los efectos de las drogas:
En general, sabemos que las drogas matan, sin embargo unas matan más deprisa que otras, y así son sus efectos: Unos aparecen antes y otros más tarde por el tipo de sustancia, los consumos y la fisionomía del individuo (físico y genético).
Queremos dejar claro, que los usuarios de drogas, no son personas débiles ni con poca fuerza de voluntad, muchas veces es al contrario, pero esto lo explicaremos en otra ocasión.
Algunos de estos efectos vienen con el paso del tiempo, tras ingerir durante años la o las sustancias.
En este post, queremos centrarnos con el alcohol, por su incidencia en la población, por su poder adictivo y su casi inapreciable pero progresivo deterioro del individuo.
Alcohol:
El alcohol, es una de las drogas más potentes que se conocen, de hecho es unas tres veces peor que la cocaína. Sin embargo está bien vista al ser un tipo de droga institucionalizada, legal y socialmente aceptada, pero también la única droga capaz de matar por la ansiedad que provoca (delirium tremens) 
También el alcohol es una droga extremadamente peligrosa, porque mientras otras, mucho más agresivas para el cuerpo y mente, tardan relativamente poco tiempo en aparecer sus síntomas, esta por el contrario, se alarga en el tiempo sin ser percibido por el afectado.
Al ser una droga institucionalizada y socialmente aceptada, está bien visto tomarse algo de vez en cuando. Pero hay que tener en cuenta que, muchas de las personas que usan el alcohol “socialmente”, más tarde acabarán usándolo como algo normal para relacionarse. Habrá un deterioro de las relaciones, pues la percepción se ve afectada, como es normal, por el alcohol.
Como decíamos antes, con el consumo de alcohol, muchos síntomas no se llegan a percibir hasta que no pasan años de consumo. Un deterioro sutil, que cambia por dentro, sin poderlo percibir. Solamente habría que hacer memoria y ver como lo consumíamos hace años y que cantidad. Pero sobre todo, habría que ver, lo más honestamente posible, para qué lo consumes, qué excusas te impones para poder seguir usándolo, y qué te aporta.
Hay mucha gente que esto último no pueda hacerlo, por falta de honestidad consigo mismo, o porque realmente ya no puede hacerlo. Pero lo que si podrá es ver que sigue anclado en una etapa de su vida. Ha echado raíces en un período de su vida y puede ver como los que le rodean realizan otras actividades, avanzan con el tiempo, tienen proyectos y los llevan a cabo.
La borrachera no es más que una sobredosis alcohólica. Se produce cuando el hígado ya no puede metabolizar todo el alcohol ingerido.
El bebedor de riesgo que se detiene en una etapa en torno al consumo, puede que jamás lo abandone.
Mientras tanto, van apareciendo una serie de síntomas:
Cada vez consume más o con mayor frecuencia, puede que ambas cosas.
Tiende a ausentarse, a estar con aquellos que le siguen el juego. Con aquellos que también consumen.
Se pueden apreciar mentiras, confabulación u ocultación de la realidad para poder seguir haciendo aquello que sabe que no gusta a los demás.
Discusiones repentinas, rupturas conyugales, accidentes, aislamiento social y familiar.
Al contrario de lo que piensa la inmensa mayoría, el alcohol deprime muchos centros cerebrales. La sensación de excitación se debe precisamente a que al deprimirse algunos centros cerebrales se reducen las tensiones y las inhibiciones y la persona experimenta sensaciones expandidas de sociabilidad o euforia.
Con algo más de tiempo podría darse el caso de una descoordinación de los pensamientos y los actos.
Alx