Con frases como esta abríamos los talleres de sensibilización de Obertament: esta semana a los estudiantes del primer curso de la facultad de trabajo social (Treball Social) de Barcelona.
Hay que dejar el diagnóstico para determinar únicamente una enfermedad y no para nombrar a la persona.
Yo no soy “una enfermedad mental“, soy Alex, y el hecho de haber padecido una enfermedad mental no determina que sea esa “enfermedad mental”. De pequeño me rompí una pierna y nadie me llamó “pierna rota“, ni antes ni ahora. ¿Por qué si padezco “tal enfermedad mental” soy etiquetado con el nombre de esa enfermedad mental?
Los alumnos de trabajo social escucharon atentos nuestras vivencias y testimonios que trataban de acercar la problemática de la discriminación y el estigma social que padecemos las personas. Los chic@s se estuvieron muy receptivos y mantuvimos positivos feedbacks con preguntas e inquietudes que tratamos de contestar.
Una bonita experiencia que recomiendo a aquellos que quieran enseñar lo que los libros no dicen.
Pero, digamos qué es el estigma desde el punto de vista de quien lo padece. Hemos podido escuchar cosas como: “el estigma es “etiquetarnos”, es ponernos el nombre de una enfermedad”. “El estigma es juzgarnos antes de conocernos”. “El estigma es mas problemático que la propia enfermedad,el estigma aún no se ha curado”.
La OMS (Organización mundial de la Salud) describe la salud mental como la capacidad de establecer relaciones harmoniosas con otras personas y la participación constructiva de las modificaciones del ambiente físico y social. En este sentido, la salud mental es la base para el bienestar y funcionamiento efectivo de un individuo o comunidad.
El estigma y la discriminación sólo hace que las personas con una enfermedad mental se oculten y traten de ocultar su enfermedad y síntomas, ya que está mal visto por la sociedad (estigmatizado), pero uno de cada cuatro personas sufrirá una enfermedad mental a lo largo de su vida,tal vez un familiar cercano.
Las personas construimos nuestra identidad con las relaciones con los demás, pero si estas relaciones se determinan por el estigma, la persona interioriza el estigma como parte de su identidad e incorpora atributos negativos. Por consiguiente, la persona deja de hacer cosas por ser discriminada o estigmatizada y termina por ocultar sus síntomas y enfermedad.
No podemos permitirnos que se sigan escondiendo las personas con enfermedades mentales simplemente por el estigma frente a este tipo de enfermedades. Sólo son enfermedades, se tratan y se solucionan, sólo eso.