Siempre que a una persona se le ocurre algo maravilloso para hacer algo bueno o próspero, hay a quienes se le ocurre para usarlo justamente para lo contrario. Y es que no nos debería extrañar nada que, cada vez que alzamos la mirada para ver cómo alguien o algo se nos antoja nocivo quizá deberíamos plantearnos si no se nos hubiera ocurrido antes a nosotros mismos.
Y es que, cada día que pasa y observo más a nuestra civilización y me remito más a la historia, me doy cuenta de que no hacemos más que repetirla. Sí, seguimos repitiendo patrones nocivos para con nosotros mismos, para con nuestros semejantes y para con nuestros sucesores. Quizá, es cierto, que van definiéndose de otra manera. Van cambiando. Pero en lo más profundo de nosotros, podemos observar, que son las mismas aptitudes camufladas.
Tod@s y cada un@ formamos parte de este ecosistema de personas, pensamientos, sensaciones, emociones, intuiciones, sensibilidades y tod@s somos parte intrínseca de todo ello. No puede darse algo si, “ese algo” no ha sido pensado, intuido, sentido o de alguna manera vivido o soñado. Pero si se ha dado en alguno de esos casos, es que existe al menos en alguna persona. Y salvando la creencia de Cristo, nunca he conocido nada que se dé en una única persona.
Pero, ¿como saber si estamos evolucionando respecto a nuestros antecesores en aquellas cuestiones que, de momento, no estamos midiendo?. Cuestiones como el miedo, la ira, el amor, el odio o el respeto. Y si verdaderamente hemos sustituido unas por otras o solamente las hemos camuflado.
Cambia Todo sin cambiar nada
Ya sabemos que el tiempo es una magnitud física con la que medimos la duración o separación de acontecimientos, sujetos a cambio midiendo distintos valores. Pero hablar de cambios de valores en el tiempo, cuando hablamos de emociones, sensaciones, pensamientos, intuiciones, o sensibilidades sujetas a cambios, a mentiras ya sean consciente o inconscientemente, y como no podría ser de otra manera, codificaciones genéticas. Y poderlas medir y observar en el tiempo, eso ya es otra historia.
La genética de poblaciones se encarga de dilucidar el origen de la variabilidad genética, la cual es responsable de las diferencias fenotípicas entre seres humanos y de la patología con componente genético. La variabilidad genética tiene su origen primario en las mutaciones, pero las frecuencias alélicas en un locus varían de una generación a otra debido a diversas fuerzas naturales tales como la selección natural, la deriva génica y las mezclas poblacionales.
Esta frecuencia alélica o frecuencia génica es la proporción que se observa de un alelo (único) específico respecto al conjunto de los que pueden ocupar un locus (grupo) determinado en la población. Si las frecuencias permanecen constantes de una generación a la siguiente, la población no está experimentando cambio evolutivo, y se dice que está en equilibrio génico. Sin embargo, los cambios en las frecuencias alélicas en generaciones sucesivas implican que ha ocurrido evolución.
Vamos a ver otra variable importante, la epigenética. La epigenética hace referencia al estudio de los factores que, sin corresponderse a elementos de la genética clásica, básicamente los genes, juegan un papel muy importante en la genética moderna interaccionando con estos primeros. Se puede decir que la epigenética es el conjunto de reacciones químicas y demás procesos que modifican la actividad del ADN pero sin alterar su secuencia.
Esto viene a decirnos varias cosas para aquellos que observamos el mundo desde otro prisma. Y es que, por una parte aquellas personas (alelos) que ha desarrollado un proceso resiliente, ya han mutado del resto de la población (locus). Ya no son lo que eran en un principio ni lo que se esperaba de ellos, ni si quiera son lo que creían ser. En realidad, son un cambio para ser descubiertos y descubrirnos para sorprender y sorprendernos a nosotros mismos. Aquellas personas que por una razón u otra han atravesado ese proceso resiliente les ha hecho evolucionar y por tanto ReCodificar su ADN. Ya jamás serán las mismas personas que eran. Han superado algo supuestamente insuperable, al menos para ellos, en algún momento de su vida. Ahora, sólo tienen que creerlo, no negarse a y regalarlo.
La otra cosa que nos dice y que es importante es que sí podemos hacer más por contribuir a cambios mucho más profundos de lo que jamás podríamos soñar. La herencia epigenética resulta de la transmisión de información y modifica elementos del ADN y son posible transmitirlos, e incluso eliminarlos, en un número x de generaciones.
Si alguna vez te preguntaste porqué a pesar de que desde la II Guerra Mundial la población del primer mundo ha ido mejor económicamente, mejor socialmente, mejor psicologicamente, y desde hace unos años, parece que eso no es tanto así. Quizá deberíamos hacernos una revisión de nuestros propios valores. Cada uno con los suyos, con honestidad, humildad, humanidad y porque no, crítico, como lo haríamos para con los demás. Así, a pesar de las palabras más bellas que podamos proferirnos o de las vestimentas más sutiles que podamos combinar, podremos cambiar aquello que jamás se ha cambiado. Nuestro interior más recóndito que es justo lo que a pesar de las apariencias, seguimos transmitiendo de generación en generación. Tratar de ReCodificar tu ADN, te hará sentirte mucho mejor contigo mismo y con tu entorno. Nada cambia y lo cambia todo.
Nada cambia y lo cambia todo
Sí, deberíamos revisarnos mucho más a nosotros mismos, más que revisar los planes de los demás. Pues a fin de cuentas, como es lo lógico, sólo nosotros mismos seremos los que nos hagamos visibles nuestros propios planes, nocivos, sibilinos y aquellos más sutiles. Sólo así podremos hacer algo para enmendarlos e irlos dejando aparcados para, poco a poco olvidarlos entre las personas.
Si el tiempo no existe y sólo existen las personas, solo entre las personas podremos dejar de transmitimos consciente o inconscientemente aquello que no fuimos capaces de enmendar en la vida consciente e inconsciente y ancestralmente transmitido, y seguirá quedando grabado en nuestro ADN para los sucesores.
Quizá nuestro gran reto generacional sería ReCodificar tu ADN para empezar a limpiar impurezas que se han ido alojando ahí y se nos han transmitido. Transmutar odio por amor no es una tarea sencilla, pero sólo el simple hecho de hacerlo ya es estar en el amor.
Alex Martín